una cara, un borde

domingo, febrero 21, 2010

Dos atentados contra el tiempo



I
(Palabra)

Imaginemos el grito
que fecundó por primera vez la retina de un hombre
y abrió de golpe sus labios

un grito a imagen
de otro desperdigado por el cielo
que sólo mucho después se llamó relámpago.

Con los años y las migraciones
(que son lo mismo)
su piel fue castigada por nuevas bocas

hasta adquirir contornos definidos
vestirse de sílabas
y olvidar su primera geometría
ilimitada.

Así el grito, ahora palabra
viajó aferrado a la espalda de caravanas e invasiones
junto a mercaderes que cambiaban almas por seda

y vió el imperio de otros soles
atravesó el laberinto sin paredes del desierto
conoció selvas que le llenaron los ojos de lluvia.

Y aun hoy sigue su peregrinar
usurpando la fe cruel de las montañas
o los recuerdos diluidos por el viento
entre los bosques

condensando en sus venas
la existencia de aquel primer hombre
que la conoció cuando era miedo
cuando era temblor en los huesos de la tormenta
cuando era relámpago.


Adalber Salas Hernández




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A mi papá, por sus ojos acuosos frente a la imagen.