47. La luz: la claridad. Lo que ciega y revela a la vez. Como el lenguaje, la luz configura presencias y las disipa. La luz es la meta móvil de toda "peregrinación hacia las claridades". Pero la luz no es la transparencia. La luz es el desfiladero, la herida del ojo. La luz despedaza la unidad, la fragmenta y confunde. Mientras que la transparencia sería la posibilidad de la mirada, lo que supera el aislamiento sin regresar a la unidad: lo que mantiene la lucidez de la alteridad.
"Sabor y saber de la lengua", María Fernanda Palacios.
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