una cara, un borde

sábado, abril 18, 2009

Duermevela


en vano ausculto tus andares

no hay voz a esta hora


pendo,


con un manto de sol en la cabeza

nardos y semillas de mostaza

los dientes apretados


la densidad del Tiempo Perfecto me sostiene

me remite al cardumen de tus ojos


me ordena hacer la siesta

mientras mi perro me suple en busca de caminos


sueño un valle antiguo de puertas muy estrechas

custodiadas por gendarmes 

camaleones de la paz


por las ventanas inmensas

sopla la brisa

en ella va mi polen amarillo a sembrarse en tus pestañas


cuando despiertes

sentenciarán medialunas de oro sobre la tierra trasnochada

acopladas las dos concavidades

en ánfora de pétalos

capullo

génesis de fronda en primavera




entonces, 

todo habrá terminado




y todo, 

estará por comenzar.

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A mi papá, por sus ojos acuosos frente a la imagen.