una cara, un borde

lunes, octubre 26, 2009

Mima


Permítanme ponerme muy personal esta noche.

Esta es mi abuelita. A 5 años de su partida, un 26 de octubre, quiero hablarles de ella y celebrarla.

Nació en Ciudad Bolívar. Preparaba los mejores bistecks con cebolla y tomate. Cuando, de pequeña, mis padres me dejaban durmiendo en su casa, la veía levantarse muy temprano y peinar su larga cabellera negra hasta hacerse un moño. Me hacía la dormida para no interrumpir aquellos movimientos. Después de prepararle la avena a mi abuelo, cerca de la hora de ir al colegio, se me acurrucaba en la cama para despertarme y al levantarme, me obligaba a tomarme un vaso de agua. Lo de peinarse con ganchitos y lacitos era una proeza que hacíamos las dos en la mañana frente al espejo. Siempre el peinado nos quedaba torcido y así me iba y volvía a casa.

No me dejaba ponerle azúcar al café y un día me obligó a comerme (o tomarme?) un huevo crudo en una taza porque tenía muchas vitaminas. Para mi cumpleaños, me hacía gelatinas de colores y torta de queso criolla, saladita y chiclosa en los bordes. No asistía a las piñatas diciendo que no le gustaban pero en realidad no podía manejar muy bien sus emociones.

Hablaba poco. Tenía un perro y un gato. Me enseñó a tejer, a hacer cerámica, me abrió mi primera cuenta de ahorros en el Banco de Venezuela, el de logo azul de aquel entonces y metió el primer bolívar en mi alcancía. Me llevó a hacer voluntariado en el Hospital San Juan de Dios. A la playa íbamos en autobús y cuando salía del mar, me esperaba con una naranja picada. Luego me obligaba a caminar de regreso para hacer ejercicio. En las tardes, se sentaba a mi lado en el sofá y me agarraba la mano. Siempre me revisaba las uñas y me insistía en la crema hidratante para los codos.

Los fines de semana, la acompañaba a Quinta Crespo y como era amiga de los vendedores de queso blanco, los probábamos todos y ella escogía el que estaba en el punto justo de sal.

Cuando me operaron de las adenoides, ahí estaba ella con un pote de helado y cuando me daba gripe, el remedio era miel, ron y limón.

Le encantaban los pájaros, especialmente los turpiales.

Hacíamos carreras escaleras arriba antes de ir a la cama, nos comíamos un dulce y rezábamos antes de dormir.

Preparaba el mejor ponche crema que he probado jamás y nos lo tomábamos "encapilladas" en el cuarto.

Mima me crió. Anoche soñé con ella. Caminábamos por los linderos de un jardín.

Esta foto, y otra que publiqué en la primera entrada de este blog, la única del mes de marzo, se la tomé en Margarita, poco antes de que empezara a deteriorarse. Nunca se dejaba fotografiar pero como le dije que estaba estudiando fotografía y que tenía que hacer una tarea, accedió. Bienvenido era todo lo que fuera "estudio". Disparé muchas veces y poco a poco se fue relajando. Miró directo a la cámara, sin temor, amorosamente entregada en su chinchorro.

Como escribí en una carta impresa hace 3 años para formalmente despedirme y contarle de mi vida, me la imagino repartiendo ponche crema entre los ángeles.

Mima querida, gracias!, tantas veces...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso, no sé si me equivoque pero siempre pensé que por tus venas recorría la sangre española y si me permites decirlo, te pareces mucho a tu abuela, a diferencia de que tu cabello es algo castaño y el de ella era negro según lo mencionas…Es bonito que reflejes en tus líneas tanto cariño y añoranza por alguien que definitivamente marco tu vida para bien y mejor aún, que decidas compartirlo.
Y sí, tomaste huevo crudo en el desayuno, - guácala !!!-.
Cuídate Mary, que estés bien. A♥A

María Antonieta Pérez-Boza dijo...

Me encantaría saber quien escribió este comentario. Podría salir del anonimato por favor?

Muchas gracias.

Anónimo dijo...

A mí también me encantaría decirte, pero no…confórmate con saber que fui tu paciente y que hallé tu Blog por accidente.
Cuídate Mary, que estés bien -A♥A-

María Antonieta Pérez-Boza dijo...

Decisión respetada.

Gracias paciente querido/a por detenerte a leer sobre mi abuelita, por agradecer lo compartido y por comentarlo.

Vuelve cuando quieras.

Tu también cuídate (los dientes también!) y que estés muy bien.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

De nada y gracias por tu invitación, la tendré presente… ahora cuando algo llame poderosamente mi atención se lo haré saber y tendrá la obligación de despejar mis dudas Dra. Jajaja (lo de obligación es broma)
Y por cierto, soy chica.
Cuídate, que estés bien Mary.
---A♥A---

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A mi papá, por sus ojos acuosos frente a la imagen.