una cara, un borde

lunes, octubre 12, 2009


Volar se me hace difícil

Regreso. Suspiro antes de caminar. Los balcones se abren brotan gotas. Por las orillas de mi vientre he buscado nenúfares en cada semáforo. Nadie comulga. Las calles de esta ciudad ansiosas sin sombras son zancudos patas de acero sonetos sin fondo. Los capullos de mis árboles no hay quien los riegue. Volar se ha vuelto heróico. Apices de neones sin aromas. Incauta rezo con mis almohadas. Reintegro cuatro cardenales. Un norte amalgama mi niñez con preces. Papas cocidas despliegan el sur. Y el oeste de mis padres concilia mi oval mariposa contigo sin ti. Conmigo sin mí. Volar se torna indispensable. Salvarme a pesar del rodapié y de sus texturas. Nacer cada día. Me asustan mis antepasados. Sus fundas sin tela cardinan mi alma. Sus codos vierten sombras. Tal vez volar sí sea la única verdad. Entonces la premura son lo púrpura y las cuatro esquinas donde duermo. Doblo la luz rememoro a San Juan a Ezequiel y tras ellos de reojo me lavo la piel me miro en el espejo. Volar siendo así es simple. El útero está en mí. Difícil es un adjetivo sin diccionario en el idioma de las aceras que lindan nuestros sueños.

Paola Restrepo

Octubre 2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dos cuerpos desnudos siempre seran bellos. Pero cuando los contemplas a traves de estas palabras, solo te puedes ir de aqui diciendo: estos dos, parece que se aman!

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A mi papá, por sus ojos acuosos frente a la imagen.